El pasado jueves 14 de mayo tuvo lugar en el salón de actos de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM una interesante mesa redonda sobre «Bolonia y el grado de Historia del Arte», en la que se debatieron diversas cuestiones que nos atañen sobre este nuevo plan de estudios que comenzará el próximo curso. La organización del evento corrió a cargo del equipo de Ars Summum. Asimismo, el acto contó con el inestimable apoyo del Decanato de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM, que quiso estar presente en las figuras de la Decana, Mercedes Molina, y el Vicedecano de Estudiantes y Extensión Universitaria, Luis Enrique Otero.
La mesa estaba formada por alumnos y profesores relacionados con el proceso de una manera u otra, bien a través de las asignaturas piloto, o en la elaboración misma del plan de estudios. Entre los ponentes se encontraba nuestra compañera Eva Fernández del Campo (Arte III), Juan Carlos Ruiz Souza (Arte I) y Fernando Checa Cremades (Arte II). También contamos con la presencia de Marta López-Riobóo y Sira Gadea, dos alumnas del Máster de Estudios Avanzados en Museos y Patrimonio Histórico y Artístico, primer posgrado de historia del arte adaptado a Bolonia que comenzó su andadura en 2007. Todo ello moderado por Manuel Parada y Montserrat Ordorica, componentes de Ars Sumnum.
La primera intervención corrió a cargo de la Decana, que con su presencia quería remarcar su compromiso con el proceso de adaptación a los planes de Bolonia tras nueve años de intenso trabajo. No sólo se encargó de hacer memoria de los acontecimientos clave del proceso, si no que también hizo mención de las cuestiones fundamentales del mismo, para transmitir confianza a los presentes.
Durante la intervención de los diferentes ponentes se respiró un aire de optimismo por los fundamentos teóricos que presenta Bolonia. Las diferencias se marcaron por el mayor o menor grado de aceptación de la forma en la que se iba a poner en marcha. De este modo, la mayor parte de intervenciones se dirigieron a explicar la configuración del plan de estudios y poner de manifiesto los problemas que pueden surgir en su aplicación.
Este nuevo plan de estudios introduce notables mejoras, evitando reiteraciones y lagunas, e intentando dar cabida a todas las líneas de investigación. Su objetivo es garantizar una formación más completa que capacite al alumno, no sólo como investigador, sino también para el resto del panorama laboral. Permitirá la homologación de los estudios europeos, facilitando la movilidad de alumnado y el profesorado. Todo ello sin perder rasgos de identidad, como la distribución del título de grado en cuatro cursos académicos, de los cuales el último se configurará a través de diferentes itinerarios como en dedicado a la formación en museos y patrimonio. La planificación docente de estos cursos aún no se ha configurado al cien por cien, pero sí está muy avanzada.
El profesor Checa Cremades concretó aquellos aspectos técnicos que surgían tanto en la mesa como entre el público, poniendo especial interés en recalcar que se está adoptando la forma de adaptación más razonable, y que requerirá un acto de generosidad por parte de todos para lograr una verdadera transversalidad.
Si bien la profesora Fernández del Campo manifestó que estaba a favor del plan de Bolonia, presentó algunos reparos con respecto a la forma como se está llevando a cabo la ordenación docente. Se preguntó por qué, tras cinco años de impartir asignaturas piloto, no se habían tenido en cuenta las numerosas encuestas que había realizado. Teme que el límite de 25 alumnos por clase práctica no vaya ser posible, ya que habría que añadirle los alumnos derivados de acuerdos interuniversitarios (Erasmus, Séneca, Universidades Americanas, etc.). Propone que no se descarte elevar la nota de corte o que se dote de dinero suficiente a la facultad para aumentar espacios y contratar docentes. Además, destaca que una vez más se dejan fuera del plan realidades artísticas tales como el arte oriental, el americano, el africano y el popular, entre otros.
A través de una proyección, el profesor Ruiz Souza mostró la configuración del plan de estudios hasta la fecha, subrayando la oferta de optativas para el cuarto curso. Destacó por su marcado optimismo centrado en el enorme potencial, tanto del plan como de los recursos materiales (del centro y su entorno: Eje Complutense), como de los docentes, en plena renovación generacional. Asimismo, recalcó que se conservará un curso completo de demora en horario de tarde para facilitar la terminación de los estudios en el plan a extinguir.
Como muestra de la experiencia en esta nueva metodología, la alumna Marta López-Riobóo destacó cómo incrementó su rendimiento y aprendizaje, tanto en la licenciatura como en el nuevo Máster, con respecto a asignaturas de corte antiguo. A lo que añadió Sira Gadea que esto fue posible gracias al reducido número de estudiantes. También quiso destacar la dificultad que se encontraba el alumnado para compatibilizar las asignaturas piloto con el resto de asignaturas durante la carrera; y se recordó que se hace muy difícil para el estudiante soportar la carga de trabajo exigido por la nueva metodología. En su experiencia en el Máster, donde todas las asignaturas estaban adaptadas, el problema era menor gracias a la cohesión entre alumnos y al número reducido de los mismos (21 como máximo). Ambas alumnas concluyeron que la actitud del alumno tendrá que cambiar radicalmente, pues éste tendrá que invertir mayor número de horas diarias en sus estudios de grado para poder superarlos con éxito.
El problema de la densidad de estudiantes por aula fue una de las principales preocupaciones que despertó el interés general. Todos los participantes coincidieron en que es un aspecto fundamental para el rendimiento óptimo del alumno y el buen funcionamiento de la nueva metodología. Por parte del Decanato se reafirmó el compromiso de no reducir la oferta de plazas, lo que es una solución a la enorme demanda de nuestros estudios, pero entra en conflicto con el ideal de grupos reducidos.
Se ha optado por configurar las asignaturas en clases teóricas magistrales (75 alumnos), que se dividirán en tres seminarios de carácter práctico (20 a 25 alumnos). Para el profesorado dichos créditos tendrán igual valor, por lo que no será necesario que un mismo profesor imparta las clases teóricas y prácticas de una misma asignatura.
En general el desarrollo de este nuevo plan de estudios requerirá mayor esfuerzo por parte de alumnos, profesores y administración. Para los alumnos, porque el nuevo crédito europeo se encarga de medir su trabajo tanto en el aula y en tutorías, como el personal fuera de ellas, cuyo cálculo se traduce a unas 8 horas diarias (como una jornada laboral). Para los profesores, porque se requiere un mayor seguimiento del alumno. Todo ello con en necesario esfuerzo económico de la administración que permita la financiación adecuada de la universidad, que facilitaría la movilidad no sólo para estudiantes, sino que también para profesores.
En conclusión, esta jornada permitió analizar el estado de la cuestión de la configuración del nuevo plan de estudios, dando voz a los diferentes implicados y opiniones en un proceso aún abierto, esperando que fuera enriquecedor para todos los asistentes.
Este encuentro forma parte integrante del plan de acción del primer número de la revista Ars Summum – Revista de la Historia del Arte, cuya primera edición estará dedicada, principalmente, a la docencia de la Historia del Arte, donde se incluirá un resumen exhaustivo de dicho encuentro.
El Plan Bolonia y los grados es lo peor que podían haber hecho nunca. Que los créditos prácticos sean un 40% de cada asignatura es excesivo, y ya no hablemos del 10% que queda al quitar el 50% de los exámenes y que es el simple criterio del profesor.
Es como volver al instituto y al agobio de bachillerato, pues con los seminarios prácticos se pierden clases teóricas y los profesores no hacen más que correr.
Más esfuerzo, más dinero y menor motivación. HORRIBLE.