La reforma del Grado en Historia del Arte. Un debate universitario

Javier Arnaldo

Grado Hª del ArteCuatro años después de su implementación en la Universidad Complutense de Madrid, los estudios de Grado en Historia del Arte van a ser revisados. Desde ahora hasta al menos el mes de octubre de 2013 cabe la posibilidad de elaborar propuestas de reforma para elevarlas a los Departamentos, Junta de Facultad, Decanato y otras instancias de la Universidad. En otras universidades se habrán abierto o estarán a punto de abrirse procesos similares, con lo cual este debate puede verse enriquecido con un diálogo interuniversitario. Tanto exestudiantes, como estudiantes, profesores y personas de ámbitos profesionales vinculados al conocimiento de la Historia del Arte están invitados a participar con sus opiniones, reacciones, experiencias y propuestas en el debate con el que iniciamos una primera reflexión sobre la realidad de los estudios de Grado, con objeto de preparar más adelante un documento con propuestas concretas de reforma, acordes con la normativa y aptas para fomentar mejoras en la formación y en el rendimiento académico.
Para empezar, y con ánimo de señalar algunos de los asuntos que pueden ser objeto de discusión, perfectamente ampliables a otros que vayan surgiendo con las aportaciones y reseñas de experiencias de los participantes, creo que son cuestionables las siguientes condiciones de los actuales estudios de Grado:

  • Organización excesivamente complicada, por no decir caótica, de los horarios, derivada en buena medida de una artificial distinción entre horas teóricas y prácticas, que se aplica sin diferencias al conjunto de las asignaturas.
  • Supresión empobrecedora de los créditos de libre configuración, que elimina la posibilidad de que los estudiantes cuenten con la posibilidad de combinar creativamente ámbitos de conocimiento distintos en su formación. Esto deriva de la extremada escolarización que se ha impuesto con los planes de Grado.
  • Falta de flexibilidad en la inscripción en las asignaturas. Los estudiantes se matriculan en grupos, no en asignaturas, con lo que se constriñe la optatividad.
  • Tratamiento homogéneo de todas las asignaturas. No tiene sentido que todos los objetivos de formación del Grado se amolden a un mismo formato de curso. No entro a valorar ahora la traducción de unos u otros cursos a números determinados de créditos. Creo prioritario pensar que hay otros planteamientos posibles que pueden favorecer mayor éxito en la formación. Entre las opciones que permitirían una organización más sensata señalo la siguiente. Podríamos distinguir entre Cursos troncales y Seminarios de Grado. Los primeros tendrían como objetivo la impartición de los conocimientos fundamentales, tendrían un carácter eminentemente teórico, pueden estar dirigidos a grupos grandes o muy grandes de estudiantes, y ser identificados, si así se quiere, con el aprendizaje más escolar exigible en un programa de Historia del Arte. Los Seminarios de Grado, sin embargo, se impartirían a grupos de trabajo más reducidos, tratarían temas más específicos de muy diversa índole, renovables en sus contenidos, ofertados por el profesorado, y se propondrían como cursos de formación en el uso de los instrumentos críticos, en el análisis y en la capacitación académica para la investigación. Mediante los Seminarios de Grado deben fomentarse la optatividad en los estudios y la soberanía de los estudiantes y enriquecerse la oferta académica.
  • La actual interpretación de los itinerarios de Grado no parece tener una justificación académica interesante ni productiva.

Esos puntos sólo indican algunas dudas o inquietudes. Confío en que con un intercambio de pareceres y experiencias, también acerca de los aspectos positivos del actual plan de estudios de Grado, permita recabar una información suficiente para la formulación constructiva de propuestas.

¿Qué opináis vosotros? ¿cuál es vuestra experencia? ¿qué mejoraríais?

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12 comentarios sobre “La reforma del Grado en Historia del Arte. Un debate universitario

  1. Yo hablo desde mi experiencia de haber pasado por Licenciatura y por Grado.
    Para mi la organización de la Licenciatura estaba muy bien en comparación con la de Grado. En la Licenciatura tenías una gran variedad de asignaturas, gracias a las optativas ampliabas tus conocimientos generales de las asignaturas troncales. Al tener asignaturas troncales dabas más y se terminaban los temarios, no que con el Grado al ser cuatrimestrales(y no semestrales como nos venden) no se llega a ver todo, por no hablar del tiempo que se pierde con las semanas de prácticas.
    Luego hay mengua de asignaturas como técnicas, fuentes o cine que antes eran Técnicas I, II y III , igual que fuentes I, II y III ,y cine era anual y no cuatrimestal como ahora.
    Las prácticas que tenemos a veces las veo un poco inútiles la realización de tanto trabajo para cada semana de práctica es una locura, porque tenemos eso en cada asignatura, más la realización siempre de un trabajo para final de la asignatura. Por no hablar ya de que a veces las prácticas se solapan con otras, y es obligatorio ir porque siempre cuentan un tanto por ciento en la nota final.
    Cuando hay semanas de prácticas no hay clase, por lo que ya se está perdiendo horas de docencia, y hay muchas horas de prácticas. En Licenciatura había prácticas, no tantas como en Grado, pero era algo que funcionaba bien.
    Ya no hablemos de la compatibilidad de trabajar y estudiar, porque ya en Licenciatura era complicado, pero en Grado más.
    Han reducido una carrera de cinco años a cuatro , por lo que han reducido también la preparación con la que podías salir. Los actuales itinerarios están , a mi ver, mal planteados, y no se ofertan grandes asignaturas.
    Espero que se pueda modificar el Grado para mejorarlo, porque la preparación con la que sale es mucho inferior a la anterior.

  2. Al comparar la Licenciatura con el Grado hay que tener en cuenta que este viene a equivaler a un primer ciclo de Licenciatura, es decir, que se completaría con el Máster (término horrible, pero al uso), equivalente del segundo ciclo de Licenciatura. Al menos en ese sentido apuntan las previsiones. Bien es verdad, que lo que la capacitación para la que tiene que preparar el Máster es algo más que una Licenciatura, pues directamente después de una titulación de Máster puede escribirse una tesis doctoral. Se dice que en un futuro el Grado podría reducirse a tres años y el Máster ser siempre al menos de dos años.
    Pero el tema que abordas es decisivo: la percepción de que el Grado prepara menos o peor, que ofrece pocas optativas, y que está lastrado por un funcionamiento en el que se acumulan sin ton ni son los encargos de trabajos, quizá a causa de una interpretación incorrecta del sentido de las prácticas. En mi opinión la división de las asignaturas en horas teóricas y prácticas supone un error de base. Una cosa es que una asignatura tenga un componente teórico y otro práctico (desde el punto de vista de la metodología del aprendizaje) y otra muy distinta es que se diferencien las horas que corresponden a esos dos cometidos. Sólo ligando estrechamente la teoría con la práctica y viceversa toma sentido la enseñanza de las materias.

  3. Desde mi punto de vista, el Grado propone una enseñanza planteada de manera radicalmente diferente. Los objetivos de los módulos se entienden a partir de la formación en competencias, destrezas que el estudiante entrena independientemente de los contenidos temáticos. El problema viene cuando la gente que lo tiene que aplicar solamente piensa en «cómo adapta lo que ha hecho siempre a lo que le están pidiendo que haga», y de ahí viene la mayor parte del problema. En concreto para nuestra titulación tenemos dos tipos de sesiones: «teórico-prácticas» (en horario semanal de 1,5 h) y «Atividades de seminario», más reducidas en alumnos y con más horas juntas. Mucha gente llama «prácticas» a los «seminarios» y se ve «obligada» a realizar unas actividades muy chorras o con poco valor formativo, ante la carencia de recursos para alternar clases magistrales. A mi juicio, lo que propone la formación en Grado son sesiones mucho más dinámicas que exigen más al profesor, pero también al alumno (que debe conocer el programa, profundizar en lecturas e intercambiar puntos de vista en debates con el profesor y sus compañeros). Aunque todo esto rara vez se hace, más por rigidez mental y carencia de ideas que por reticencia (si bien es muy significativo el número de docentes que se aferran a «no dar prácticas» o un método de docencia tradicional, y cierto número de alumnos que les parece más sencillo «tomar apuntes al dictado» que no realizar sus propias lecturas de forma paralela). Lo perverso del Grado no es su estructura, ni sus objetivos, ni sus cambios con respecto a otros estudios, es que estamos implantando una titulación tomando como referencia otro sistema de enseñanza y «adaptándolo» y eso lo pervierte. La carga en contenidos del plan de Estudios de Historia del Arte es mucho más amplia que la de Licenciatura, incorporando áreas que no se estudiaban en la UCM con anterioridad (El arte de las primeras civilizaciones, las metodologías del arte, la museografía y museología, el arte de la antigüedad tardía y las manifestaciones artísticas de civilizaciones no europeas). Sin embargo, el enfoque de todas ellas debe ser más superficial en esencia, ya que no son cursos monográficos de cada una de las múltiples cuestiones artísticas implicadas dentro de una asignatura. No puede pretenderse dar en un curso cuatrimestral «todos los contenidos» de Historia de la Edad Moderna o de todo el arte del siglo XIX. Esta visión global cuesta mucho. Al profesor le exige tener una visión de conjunto y sintetizar lo fundamental, sin poder profundizar mucho directamente (y esta es una labor de experto). Al alumno le deja un poso de superficialidad que se supera con la libertad del Grado para elegir dentro de la materia aquello que más te interesa de cara a la realización de trabajos más específicos. Lo que es totalmente dañino es el enfoque de impartir únicamente una parte muy reducida del programa y de forma muy profunda, solución también adoptada con frecuencia. No puede ser, por ejemplo, que dependiendo de grupos y profesores, los alumnos desconozcan la escultura o la arquitectura desde el siglo XVI al XX, porque varios profesores decidieron centrarse únicamente en la pintura, por no hablar del poco valor que se le dan a las artes aplicadas y escénicas, a la transversalidad con la música y el teatro, o a (a grandes rasgos) todo lo que no sea autores y obras en pintura, arquitectura y escultura.
    Considero que el alumno de Grado tiene la oportunidad de ejercitar unas competencias de las que los antiguos Licenciados carecen, o no desarrollan hasta bien entrada su experiencia profesional. Y ahí reside la clave del título. La cuestión es el cómo aplicamos la titulación, más que si esta esté bien o mal planteada. Con respecto a esto, si es verdad que hay contenidos de ciertas asignaturas que deberían someterse a revisión (tal es el caso de las asignaturas de Teoría y metodología de la historia del arte o Patrimonio histórico-artístico y gestión cultural), pero siempre hay formas de salvar las dificultades si el profesor tiene las ideas claras y no está perdido, y el grupo está motivado.

    1. Estoy de acuerdo con Ángel en que un plan de estudios no es nada sobre el papel y que depende completamente de su aplicación y de la responsabilidad de los implicados. Con toda seguridad existe una inercia que impide reorientar los hábitos de todos. Pero la articulación de un plan de estudios puede hacer también mucho por cambiar hábitos. Fijémonos que tal y como esta se plantea ahora, la apuesta radica en extremar la escolarización de los planes de estudio, y en consecuencia nos encontramos con que en todo (en la distribución de horarios, en los objetivos docentes, en el rendimiento de los estudiantes) nuestra vida universitaria está más escolarizada que nunca (aunque, contra toda lógica, el aprendizaje de contenidos se ha resentido y es objeto de vuestras quejas). Quiero decir: el sistema del Grado no puede fracasar de forma más estrepitosa. ¿Qué pensaríais de un sistema más estructurado en lo fundamental y más flexible en en su oferta, con mayor protagonismo para las optativas? ¿Ayudaría esto a corregir la perversión de este sistema de enseñanza que trata de “adoptar” otro, cuyo funcionamiento desconoce, simplemente mediante una norma escolar?

  4. Charlando con compañeros de licenciatura y comparando con su plan me he dado cuenta de que nuestra preparación tiene muchas ventajas que ellos no tienen, como la incorporación obligatoria de asignaturas de museos y patrimonio, y otra mucho más importante: el desarrollo de aptitudes relacionadas con la presentación en público o la redacción de trabajos, algo en lo que todos notamos que mejoramos año tras año. Eso es algo innegable, pero, ¿a cambio de qué? Entendiendo que el 30% de cada crédito ECTS relativo a lecciones teórico/prácticas y seminarios se divide en dos mitades prácticamente iguales nos queda por un lado una cantidad que se ha demostrado como insuficiente en teóricas mientras que en prácticas/seminarios en ocasiones tenemos la sensación de estar participando en una “yincana” de actividades para llegar a cubrir las 21h. propuestas. Es decir, mientras en una parte se derrocha el tiempo (dejando una hora para leer un texto que podría haber sido leído en casa, por ejemplo) en la otra resulta valiosísimo, y creo que ese es un punto fundamental sobre el cual se debe orientar las modificaciones. Lamento mucho más el tiempo de lecciones teóricas que pierdo al que tengo que invertir en aclararme con los horarios y hacer trabajos, soy de los que les ha tocado que apenas diesen pintura y es vergonzoso que a punto de acabar la carrera cuando visite el Prado con compañía sólo pueda comentar -con perfecta dicción y discurso bien estructurado- obras de Goya, y por ser protagonista de una asignatura monográfica. El recurso del master de especialización es insuficiente, antes necesitamos una educación básica consistente. Por supuesto que estoy de acuerdo en mayor oferta y flexibilidad en optativas, pero no sé como congujarlo con este refuerzo que considero prioritario. De nuevo, dar tiempo a una cosa es quitarlo a otra.
    En cuanto a la proporción lectiva, lo utópico sería que cada asignatura tuviera establecido una acorde con sus necesidades (en primero tuve 3 prácticas de 6 horas seguidas cada una en “Literatura en el mundo antiguo”, ¿en qué cabeza cabe?), pero entiendo que esto podría ser demasiado complicado a nivel de organización. En otras facultades las teóricas y los seminarios se imparten conjuntamente un mismo profesor en sesiones de 2 horas, pero claro, allí los grupos no son de menos de 25 ¿Es posible tenerlo todo? ¿Qué debe primar?

    1. Me parece que lo que plantea DVM conecta con lo que sugerí en mi primer correo: hagamos por que se refuerce la formación «fundamental» con los «Cursos troncales». Si no se confunden esos con los Seminarios, no se crearán situaciones tan absurdas como las de esas sesiones de jornada completa de prácticas para enseñar literatura del mundo antiguo. Los Seminarios, por el contrario, no se pueden plantear sin un componente práctico importante, pero tampoco se pueden ocupar de temas generales.
      En relación a las disculpas en las que se esgrime como argumento las dificultades de organización (número de alumnos, de aulas, etc.), no puedo dejar de pensar que se trata meramente de una cortina de humo, que oculta una falta de voluntad.

  5. Veamos, la mayoría de las cosas se han comentado ya. Una de mis mayores decepciones con el grado ha sido asignaturas como fuentes. Considero esta asignatura de las más importantes, y más aún para aquellos medianamente interesados en la investigación, y ha quedado comprimida en cuatro meses (tres si quitamos puentes y prácticas…o ni eso)cuando antes se daba en tres bloques.
    Pero claro, era necesario, hay que dar prácticas que «nos preparen para el mundo laboral»
    Historia del Arte, no nos engañemos, es una carrera fundamentalmente vocacional, no una carrera de esas de correr varias personas para conseguir un título que nos abra las puertas al trabajo de nuestros sueños, lo que ocurre tras acabar el grado (y una master de 3000-6000 euros) es harina de otro costal.
    El problema que estoy viendo es que no aprendo lo suficiente, y que con todos los trabajos tampoco tengo el tiempo que me gustaría para ampliar. Porque una carrera, y más en la situación que vivimos, no debería de estar enfocada a gente que únicamente estudia. Cada día son más los que tienen que combinar grado y trabajo, y por qué no, en muchas ocasiones también cargas familiares. Esto con la licenciatura (que en su día comencé), era fácil, y permitía una organización por parte del alumno para estructurar la asignatura como más le conviniese a su situación.
    Sin embargo ahora encontramos prácticas obligatorias, que si, en ocasiones son maravillosas, pero normalmente son actividades que podría hacer uno por libre o, para qué engañarnos, chorradas que no nos aportan verdaderos conocimientos. Y claro, teoría con nota en asistencia.
    ¿Presencia obligatoria? Señores, yo dejé ya mi época del colegio, creo que a ciertas edades es nuestra responsabilidad decidir si asistimos o no a una clase y el por qué, y que somos mayores para correr con las consecuencias en nuestra preparación. ¿Por qué tiene que primar una práctica a un hijo o un hermano enfermo? Que hay profesores que ni justificante médico ni nada. Y si tienen que obligarte firmando un papel para que vayas a las clases, igual deberías replantearte estar en la universidad haciendo una carrera, que das una patada a una piedra y salen cien licenciados.
    Hay asignaturas que necesitan prácticas, si, pero también hay asignaturas que no. En ese campo, creo que es competencia del profesor de cada asignatura decidir si necesita más o menos horas de teoría, y no tener un programa rígido y estructurado que deba pasar por el visto bueno de un coordinador de grado que, aunque con sus mejores intenciones, sea aún más rígido que las propuestas del grado. Al igual que hay asignaturas como fuentes o mismamente historia del cine, que han funcionado a la perfección con una trabajo final en vez de un examen. Lo dicho, debe ser competencia del profesor de la asignatura.
    ¿Qué encontramos con esto en el grado? Dobles propuestas de prácticas, una para el alumno y otra para el coordinador, o directamente profesores que han dedicado sus horas de práctica a teoría porque así lo requería la asignatura para ellos (lo que ha sido de agradecer). Y en la mayoría de los casos donde se ha cumplido estrictamente con el grado, la locura total. Trabajos en prácticas, trabajos en teoría, estar a un mes de exámenes sin haber dedicado las horas de estudio más que a trabajos….
    Yo he tenido hasta prácticas fuera de mi horario lectivo, sin trabajo supletorio, e importando tres narices que trabaje todas las tardes y no pueda asistir a éstas. Con la consecuente recuperación de estas prácticas en septiembre. Y no seguiré entrando en prácticas en particular, porque es para echarse las manos a la cabeza.
    ¿Qué me está pareciendo el grado? Un cachondeo y una tomadura de pelo, sinceramente, me siento como una cobaya.
    Mencionaban arriba la inclusión de patrimonio. La asignatura me ha parecido maravillosa, sí, pero en licenciatura se habría implantado igualmente, no nos engañemos con eso.
    Otro tema, tal vez más subjetivo, es el nivel de los estudiantes que está derivando de todo esto, y me mojaré diciendo que es mediocre. Basta con rellenar tus trabajitos y sacar un cuatro pelao en el examen (en alguna asignatura ha bastado el tres y medio) para tener tu aprobado y sacar tu carrera. Quedan alumnos que se esfuerzan y estudian por su cuenta, ampliando conocimientos, si, pero ahí están las prácticas y los trabajitos de marras para poner la zancadilla.
    Que como ya he dicho, he hecho prácticas maravillosas, pero también otras demasiado inútiles.
    Yo creo que tendrían que haber seguido siendo 5 años, porque que el master complete no es real. Yo antes podría haber hecho una licenciatura, el master, y el cap, por ejemplo. Ahora el cap ya es de por si un master, si yo opto a ese master que es de educación estoy quedándome sin conocimientos de mi carrera que me tocaría adquirir (según el planteamiento de ciclos mencionado) en el master. Entonces ¿pago dos masters? ¿9000 euros para tener una carrera completa más lo que cueste de por sí la carrera?
    A mi todo esto del grado me está pareciendo de locura, quitaría horas de prácticas y mandaría los trabajos o en prácticas o en teoría, y no tanto trabajito estúpido ya sea corto o largo. Pondría un poco de orden entre las prácticas, que he aprendido a hacer un comentario de texto diez veces, cosa que por otro lado debería de venir ya sabida del bachillerato, pero bueno. Y dejaría museografía para tercer o cuarto año, y fuentes para el itinerario, de forma que según el itinerario que se eligiese se diesen las fuentes relacionadas con este, y no un batiburrillo imposible en tres o cuatro meses. Si tuviese que quitar una asignatura para meter más horas a otra (como gótico, capado en cuatro meses de material comprimido por un embudo) quitaría el idioma, que creo que debería de ir a cuenta de cada uno.
    Retomaría esos maravillosos créditos de libre configuración, y trataría de ampliar las prácticas externas que ofrece la complutense (si mal no recuerdo en ordenadores o biblioteca).
    Por otro lado el tema de los grupos intentaría solventarlo para que tuviese más flexibilidad, el problema suele venir de los horarios de prácticas y las prácticas solapadas y obligatorias. Pobre del que tenga que meterse a arreglar eso.
    A mi me gustaría que se consiguiese que esto del grado terminase funcionando, y puestos a pedir, que la complutense nos trate un poquito mejor.
    Con que se pueda anular en cualquier momento me conformo, es la mínima medida de empatía después de la brutal subida de tasas y endurecimiento de las becas. No devolución del dinero, anulación y punto. En una licenciatura no me he planteado nunca anular, pero en el grado, con las prácticas, y problemas derivados de falta de profesorado o prácticas irrealizables por trabajo, me habría sido necesario en más de una ocasión, a mi y a muchos.
    Y de paso, que se tenga una cosa en cuenta, y es que los ciclos de conferencias que ofrece la complutense suelen ser maravillosos, pero nos va muy mal que coincidan con prácticas obligatorias.
    Se supone que en Europa esto del grado está funcionando mejor que aquí, que la carga excesiva de prácticas está en España. Esto es comentado por alumnos de fuera, no lo he comprobado porque no puedo permitirme irme a estudiar fuera ahora mismo. Pero si es cierto, me deja sin palabras y con un sabor a injusticia en la boca que no pasa con nada.

    1. Las valoraciones de Mdp, aunque demoledoras, coinciden, por lo que sospechamos, con un sentir general. Cuando Pasolini instó al gobierno italiano a cerrar la escuela pública la situación era desoladora, pero probablemente no tan grave como la que día a día se vive en la universidad española actualmente. Y la UCM es la reina de la ruina, porque, si miramos, por ejemplo, cómo lo hacen nuestros colegas de distrito universitario de la UAM, comprobamos al instante que se puede hacer simplemente mejor. Y, desde luego, ni la universidad francesa ni la británica ni la alemana viven una degradación comparable a la que se estila en el Grado de Historia del Arte que ocupa este discreto debate, de momento limitado a la rutina complutense. Pero mucho me temo que, aunque lo que aquí se está diciendo es ampliamente compartido por la comunidad de nuestra universidad, es tan escasa la vida política en ella, que nos esperan pocas cosas nuevas y muchas otras peores que las conocidas.

  6. Veamos, la mayoría de las cosas se han comentado ya. Una de mis mayores decepciones con el grado ha sido asignaturas como fuentes. Considero esta asignatura de las más importantes, y más aún para aquellos medianamente interesados en la investigación, y ha quedado comprimida en cuatro meses (tres si quitamos puentes y prácticas…o ni eso)cuando antes se daba en tres bloques.
    Pero claro, era necesario, hay que dar prácticas que “nos preparen para el mundo laboral”
    Historia del Arte, no nos engañemos, es una carrera fundamentalmente vocacional, no una carrera de esas de correr varias personas para conseguir un título que nos abra las puertas al trabajo de nuestros sueños, lo que ocurre tras acabar el grado (y una master de 3000-6000 euros) es harina de otro costal.
    El problema que estoy viendo es que no aprendo lo suficiente, y que con todos los trabajos tampoco tengo el tiempo que me gustaría para ampliar. Porque una carrera, y más en la situación que vivimos, no debería de estar enfocada a gente que únicamente estudia. Cada día son más los que tienen que combinar grado y trabajo, y por qué no, en muchas ocasiones también cargas familiares. Esto con la licenciatura (que en su día comencé), era fácil, y permitía una organización por parte del alumno para estructurar la asignatura como más le conviniese a su situación.
    Sin embargo ahora encontramos prácticas obligatorias, que si, en ocasiones son maravillosas, pero normalmente son actividades que podría hacer uno por libre o, para qué engañarnos, chorradas que no nos aportan verdaderos conocimientos. Y claro, teoría con nota en asistencia.
    ¿Presencia obligatoria? Señores, yo dejé ya mi época del colegio, creo que a ciertas edades es nuestra responsabilidad decidir si asistimos o no a una clase y el por qué, y que somos mayores para correr con las consecuencias en nuestra preparación. ¿Por qué tiene que primar una práctica a un hijo o un hermano enfermo? Que hay profesores que ni justificante médico ni nada. Y si tienen que obligarte firmando un papel para que vayas a las clases, igual deberías replantearte estar en la universidad haciendo una carrera, que das una patada a una piedra y salen cien licenciados.
    Hay asignaturas que necesitan prácticas, si, pero también hay asignaturas que no. En ese campo, creo que es competencia del profesor de cada asignatura decidir si necesita más o menos horas de teoría, y no tener un programa rígido y estructurado que deba pasar por el visto bueno de un coordinador de grado que, aunque con sus mejores intenciones, sea aún más rígido que las propuestas del grado. Al igual que hay asignaturas como fuentes o mismamente historia del cine, que han funcionado a la perfección con una trabajo final en vez de un examen. Lo dicho, debe ser competencia del profesor de la asignatura.
    ¿Qué encontramos con esto en el grado? Dobles propuestas de prácticas, una para el alumno y otra para el coordinador, o directamente profesores que han dedicado sus horas de práctica a teoría porque así lo requería la asignatura para ellos (lo que ha sido de agradecer). Y en la mayoría de los casos donde se ha cumplido estrictamente con el grado, la locura total. Trabajos en prácticas, trabajos en teoría, estar a un mes de exámenes sin haber dedicado las horas de estudio más que a trabajos….
    Yo he tenido hasta prácticas fuera de mi horario lectivo, sin trabajo supletorio, e importando tres narices que trabaje todas las tardes y no pueda asistir a éstas. Con la consecuente recuperación de estas prácticas en septiembre. Y no seguiré entrando en prácticas en particular, porque es para echarse las manos a la cabeza.
    ¿Qué me está pareciendo el grado? Un cachondeo y una tomadura de pelo, sinceramente, me siento como una cobaya.
    Mencionaban arriba la inclusión de patrimonio. La asignatura me ha parecido maravillosa, sí, pero en licenciatura se habría implantado igualmente, no nos engañemos con eso.
    Otro tema, tal vez más subjetivo, es el nivel de los estudiantes que está derivando de todo esto, y me mojaré diciendo que es mediocre. Basta con rellenar tus trabajitos y sacar un cuatro pelao en el examen (en alguna asignatura ha bastado el tres y medio) para tener tu aprobado y sacar tu carrera. Quedan alumnos que se esfuerzan y estudian por su cuenta, ampliando conocimientos, si, pero ahí están las prácticas y los trabajitos de marras para poner la zancadilla.
    Que como ya he dicho, he hecho prácticas maravillosas, pero también otras demasiado inútiles.
    Yo creo que tendrían que haber seguido siendo 5 años, porque que el master complete no es real. Yo antes podría haber hecho una licenciatura, el master, y el cap, por ejemplo. Ahora el cap ya es de por si un master, si yo opto a ese master que es de educación estoy quedándome sin conocimientos de mi carrera que me tocaría adquirir (según el planteamiento de ciclos mencionado) en el master. Entonces ¿pago dos masters? ¿9000 euros para tener una carrera completa más lo que cueste de por sí la carrera?
    A mi todo esto del grado me está pareciendo de locura, quitaría horas de prácticas y mandaría los trabajos o en prácticas o en teoría, y no tanto trabajito estúpido ya sea corto o largo. Pondría un poco de orden entre las prácticas, que he aprendido a hacer un comentario de texto diez veces, cosa que por otro lado debería de venir ya sabida del bachillerato, pero bueno. Y dejaría museografía para tercer o cuarto año, y fuentes para el itinerario, de forma que según el itinerario que se eligiese se diesen las fuentes relacionadas con este, y no un batiburrillo imposible en tres o cuatro meses. Si tuviese que quitar una asignatura para meter más horas a otra (como gótico, capado en cuatro meses de material comprimido por un embudo) quitaría el idioma, que creo que debería de ir a cuenta de cada uno.
    Retomaría esos maravillosos créditos de libre configuración, y trataría de ampliar las prácticas externas que ofrece la complutense (si mal no recuerdo en ordenadores o biblioteca).
    Por otro lado el tema de los grupos intentaría solventarlo para que tuviese más flexibilidad, el problema suele venir de los horarios de prácticas y las prácticas solapadas y obligatorias. Pobre del que tenga que meterse a arreglar eso.
    A mi me gustaría que se consiguiese que esto del grado terminase funcionando, y puestos a pedir, que la complutense nos trate un poquito mejor.
    Con que se pueda anular en cualquier momento me conformo, es la mínima medida de empatía después de la brutal subida de tasas y endurecimiento de las becas. No devolución del dinero, anulación y punto. En una licenciatura no me he planteado nunca anular, pero en el grado, con las prácticas, y problemas derivados de falta de profesorado o prácticas irrealizables por trabajo, me habría sido necesario en más de una ocasión, a mi y a muchos.
    Y de paso, que se tenga una cosa en cuenta, y es que los ciclos de conferencias que ofrece la complutense suelen ser maravillosos, pero nos va muy mal que coincidan con prácticas obligatorias.
    Se supone que en Europa esto del grado está funcionando mejor que aquí, que la carga excesiva de prácticas está en España. Esto es comentado por alumnos de fuera, no lo he comprobado porque no puedo permitirme irme a estudiar fuera ahora mismo. Pero si es cierto, me deja sin palabras y con un sabor a injusticia en la boca que no pasa con nada.

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