El Renacimiento y su concepción humanística del hombre y del mundo permitió a las artes y a las ciencias redescubrir el cuerpo humano, que alcanzó su mayor dimensión natural alejándose del teocentrismo medieval. En estos siglos, el cuerpo humano se hizo materia, terrenal, carnal, y medio de expresión de emociones, de violencia, de sensualidad. Bajo esta nueva mirada los artistas profundizaron en el conocimiento y la representación plástica del cuerpo humano, mediante disecciones estudiaban la anatomía, los músculos y los huesos, investigaban el movimiento y la proporción, analizaban los gestos, los rostros y la representación de las emociones para plasmar visualmente los afectos del alma.
La exposición, organizada por el Museo Nacional de Escultura en colaboración con el Museo de San Telmo de San Sebastián, recorre algunos de los episodios significativos de esta invención artística del cuerpo: el encuentro de la anatomía en el arte y, a la vez, la componente estética de los tratados anatómicos; las indagaciones sobre las proporciones de la figura humana; el influjo de la estatuaria clásica; la teatralización corporal de las pasiones; la ambigüedad tejida entre el desnudo y lo sagrado; el uso contrarreformista del imaginario anatómico como estímulo de la devoción del creyente; la excepcionalidad de la corporeidad femenina asociada con la reproducción y su deslizamiento hacia una observación erótica, el nacimiento del hombre-máquina, o, finalmente, el lazo entre color pictórico y apoteosis de la carne.